viernes, 20 de septiembre de 2013

Organizar la propia formación continua





DIEZ NUEVAS COMPETENCIAS PARA ENSEÑAR

ORGANIZAR LA PROPIA FORMACIÓN CONTINUA

PHILIPPE PERRENOUD

Saber organizar la propia formación continua condiciona la actualización y el desarrollo de las demás competencias, las cuales deben ser conservadas mediante su ejercicio y práctica constante. La necesidad de una formación continua hace hincapié en el hecho de que los recursos cognitivos movilizados por las competencias deben estar al día, adaptados a condiciones de trabajo en evolución.

A pesar de la continuidad que se requiere, las prácticas pedagógicas tienen un cambio lento, pero seguro, como por ejemplo: aprender a aprender, construir competencias, métodos activos de la nueva escuela, respeto por el alumno, tareas abiertas, cooperación entre alumnos, evaluación a criterio, pluralidad de culturas, apoyo pedagógico, cooperación profesional, padres más involucrados, tecnología, observación, reflexión, etc. Se desearía que las evoluciones se dieran más ra´pidas, pero la realidad muestra que es poco a poco, y que las prácticas pedagógicas aún no están unificadas. Para esto se requiere una renovación de que competencias que se vuelvan necesarias en la mayoría de las instituciones.

En la actualidad saber organizar la propia formación continua es mucho más que saber elegir con discernimiento entre varios cursos, sino que se distinguen cindo componentes de esta competencia:

*      Saber explicar sus prácticas: algunos formadores desconocen lo que hacen en clase los profesores a quienes forman, por lo que se ha creado un movimiento de formación inicial o continúa de sesiones intensivas y explicación de prácticas, así como también de la evolución de las formaciones tecnologías, didácticas y transversales. Si los profesores son capaces de explicar y analizar sus prácticas sacarán más partido de las nuevas modalidades de formación continua, lo que conlleva a la base de una autoformación

*      Establecer un balance de competencias y un programa personal de formación continua propios: La existencia de un bucle de regulación metódica a partir de la reflexión sobre la acción aumenta la eficacia profesional de los practicantes debutantes y este efecto disminuye a medida que el practicante se vuelve más experimentado. Este aspecto también consiste en saber cada vez mejor señalar los propios fallos y traducir la diferencia entre lo que se hace y lo que se querría hacer en un proyecto de formación.

*      Negociar un proyecto común con compañeros: Saber aprovechar la ocasión de proponer y desarrollar proyectos colectivos cuando la situación lo permita, y saber renunciar a ello cuando la escuela todavía no ja logrado un estadio de cooperación mínimo. Un proyecto de formación común puede reforzar una cultura de cooperación, no la crea por completo y puede impedirla si violenta algunos profesores.

*      Implicarse en las tareas a nivel general de la enseñanza o del sistema educativo: La participación en otros niveles de funcionamiento del sistema educativo amplía la cultura política, económica, administrativa, jurídica y sociológica de los profesores en ejercicio. Y se pretende un enriquecimiento de los contenidos de enseñanza y enfoque más analítico y menos defensivo de fenómenos de poder y conflicto de funcionamientos institucionales

*      Acoger y participar en la formación de los compañeros: formar a alguien es una de las formas más seguras de formarse, compartir conocimientos o crear experiencias formadoras lleva a xplicar, organizar y profundizar en lo que se sabe, conduce a reconocer la impenetrabilidad de las propias prácticas, el número de cosas que se hacen sin saber desde cuando por costumbre

Para que se desarrolle esta colaboración, es importante que el debate se inicie en los lugares de formación continua, en beneficio de un dialogo entre profesionales, formadores y responsables de formación, antes de ser objeto de negociaciones a alto nivel.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario